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domingo, 9 de diciembre de 2007

La aguja en el ojo


Para mi todo empezó la madrugada del 25 de agosto de 1995.
Tenía 13 años.
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Estábamos todos reunidos en el cumpleaños de Nicolás Martinez, un amigo de la época. Cuando digo todos, me refiero a todos los muchachos porque, lamentablemente, no asistieron chicas al evento (no recuerdo por que). Forzados por el aburrimiento, decidimos unánimemente ir al video y alquilar una película. Al llegar, la señora que atendía nos recomendó dos. Una que no recordaré jamás, y luego el título más raro y atractivo que había escuchado: 'La naranja mecánica'. Como todo muchacho, al principio creía que estaba hablando de un documental del gran equipo que supo tener Holanda o el glorioso equipo del sur, Berazategui (que por eso entonces solía ser llamado así); y que lamento decir, estaba en mucha mejor posición que ahora.
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Algo oculto había en ese título.
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La pusimos ni bien llegamos, nos sentamos y ya cuando empezaron los títulos de colores cambiando con cada golpe musical estaba entrando en un mundo absolutamente nuevo y prohibido. El primer plano de la película con la cara de Alex DeLarge, y ese zoom+travelling lento y eterno fue como una aguja directa en mi pupila.
Algo definitivo pasó en mi cerebro y, supongo también (porque negarlo), en mi corazón.
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Un momento irrepetible y abismal, el aleph mismo en la 120 esquina 9.
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A decir verdad, tampoco entendí mucho en aquella primera visualización, pero me generaba algo esa película. Algo violento, algo primal, algo adolescente quizás.
Para ser más sincero aun, no creo que me haya gustado esa película la primera vez que la vi.
Si... ahora me acuerdo bien, la apagamos y salimos a caminar por la calle de noche. Aunque despotricamos contra la película, fuimos varias cuadras caminando (hacia el videoclub), pateando bolsas de basura, rompiendo botellas, tirando cascotes a las casas.
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Algo había pasado, y esa película nos lo había hecho.
A mi particularmente, esa noche y esa película me cambiaron la vida.

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